Conocernos y a conocer a quienes nos rodean es una puerta a
la potenciación de talentos y capacidades.
Los humanos llegamos un día, el que nos da las raíces de
nuestra personalidad aquí en la existencia, al cual llamamos Tonal.
Los humanos traemos como simiente una ondulación o vibración propia,
preexistente y determinada que determina una personalidad propia individual llamada el Nagual,
que existe subyacente en cada uno de nosotros encapsulada dentro del Tonal, personalidad mundana que necesitamos para
manifestarnos en la existencia. Aunque pudiere parecer arbitrario, cuando desde esta perspectiva uno alcanza a conocerse y conocer quiénes son los demás, tanto Nagual como Tonal pasan a ser la mejor explicación de lo que expresamos afuera y de quién llevamos dentro.
Nagual y Tonal son aspectos indivisos de la persona, sin
embargo determinan sus sesgos superficiales y profundos, imbricados en el
conjunto de potencias que cada uno significan, determinándose uno al otro en
una sintonía asombrosa.
Para conocer el Tonal de cada uno, basta con sacarse el KIN
en algún calculador Maya. Entre las corrientes existentes, nuestro sistema se apoya en la ¨correlación Arguelles¨ a través de la cual
encontraremos la sintonía e identificación necesarias con el KIN que nos toca.
Incumbe destacar que esta correlación ha logrado dicha identificación al
fundarse en una secuencia de años lunares que no incluyen al día bisiesto – 29 de
febrero - ocurrente cada cuatro años, lo
que permite que volvamos a pasar por nuestro KIN exactamente 52 años después de
nacidos, el día de nuestro cumpleaños 52.
Incumbe explicar que los KINES surgen de una cuenta
relacionada con una matriz de 13 x 20 que contiene las 260 personalidades
posibles, compuestas cada una por un sello – carácter entre 20 posibles -
y un tono o temperamento entre 13 posibles. Estos sellos y tonos
permutan a medida se avanza por el conteo del tzolkin que no tiene solución de
continuidad desde el año 3114 a. de C.
Al tratarse cada poncho Tzolkin de 260 pasos o días que se repiten
en sucesión sin cesar, dentro de un año de 365 días podemos tener tres
tzolkines:
- el final de uno, todo un segundo y el comienzo de un tercero o
- parte de uno y parte de otro.
Es precisamente esa importancia sostenida y creciente respecto a las supuestas ¨profecías Mayas¨ y a todas las especulaciones que se vienen realizando lo que nos orienta a atender ¿qué nos quisieron señalar? o mejor dicho ¿qué clase de avance humanizante podemos alcanzar como especie a partir de su caléndrica?
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